Volvió C. a vivir a la casa. Es realmente un tipo muy canchero, con su bronceado, su gorrita de visera corta y sus ojos azules. Surfeó un mes en Indonesia, pero por más cool que sea, hoy me siento mal y no tenía muchas ganas de escucharlo, así que me vine al restaurante a escribir un rato y estar solo. Le avisé al dueño por las dudas.
Hoy L. se va a una fiesta de electrónica, con dos de sus amigos. No voy a mentirme, me genera mucha inseguridad, sobre todo porque las cosas ahora parecen estar más amenas entre nosotros pero bueno, ya tengo asumido que no estamos juntos y que puede hacer lo que quiera con quién quiera. Igual me duele.
Yo estoy resfriado, la nariz me gotea como una canilla mal cerrada, es realmente desesperante. Sobre todo laburar así, pero por suerte hoy viene L.S. y va a hacer todo un poco más tranquilo.
de papel
viernes, 28 de noviembre de 2025
viernes 28 de noviembre 14: 53
miércoles, 26 de noviembre de 2025
arenga del árbol del patio
¿Qué es lo que pasa, que estás otra vez acá?
los que pasaron antes que ti
no pasaban tanto tiempo conmigo
tu historia recién comienza
26 de noviembre 11:58
Sigo sin lavarropas. Voy a ver si compro uno hoy a la tarde con Diego, si es que viene. Estoy escuchando El señor de los anillos en audiolibro, es una experiencia inmersiva que parece estar en medio de la lectura y las películas.
Hoy no tengo planes, más que ir al gimnasio. Intenté hacer dos o tres planes simultáneamente para ver si puedo no pensar en L. , pero me los cancelaron uno atrás de otro. Igualmente no eran planes que no me entusiasmaban tanto.
Voy a ver si puedo escribir un poema, que no tenga que ver con la realidad que estoy atravesando. Estoy cansado de pensar una y otra vez en lo mismo, que mi cabeza rumie sin parar sobre la idea de ¿Qué carajo estoy haciendo en este país? , y otras ideas parecidas. Me gustaría escribirle un poema al gomero del patio, que es con quién paso más tiempo. Me gustaría escribirle para que sepa lo importante que es para mí, aunque en su larga vida de árbol seguramente mi estadía en su patio no sea más que un parpadeo.
martes, 25 de noviembre de 2025
bajando del cerro
con la mirada en el piso
en un mar picado de verde infinito
beberá
de un cuenquito lleno de moho
mientras las hojas del gomero caen
empujadas por un viento tan viejo
como las canciones que él mismo cantará
los pocos días de sol que todavía quedan
luego
volará lejos
pero el sabor del agua fresca
del cuenquito de mi patio
lo acompañará por los cielos oscuros
25 de noviembre, 17:25
Hoy hablé con C. que me pasó un montón de disparadores para escribir. Una de las consignas hablaba del tiempo, así que decidí escribirle directamente a ella, desde el futuro:
Hola amiga, ¿Cómo estás? Te escribo desde el futuro, pero uno cercano. Acá ya está anocheciendo, y eso significa que tengo salir de casa, como un vampiro. Necesito comprar un lavarropas, pero el chico que vive conmigo hace días que no aparece por casa, y necesito ayuda para traerlo. Se me ocurrió ponerlo encima de un skate que encontré en la calle para transportarlo hasta casa. Te gustaría, mi casa digo. Es un engendro, una parte de una casa más grande de varios pisos con habitaciones construidas en lugares inauditos. Un poco un laberinto con un patio y un gomero al que se le caen muchas hojas, lleno una bolsa de consorcio por semana, aunque me divertiría dejarlas en el piso, hacer una pila grande, primero tirarme encima y después prenderla fuego. Pero no lo voy a hacer.
Me imagino que en Mardel los días están empezando a ser hermosos. Me pone muy contento ver como crece La sonrisa.
En el super compré creatina.
viernes, 21 de noviembre de 2025
21 de noviembr, 14 horas
Anoche me desperté con un ataque a los bronquios, como cuando era chico. El pibe uruguayo que vive en casa me dio unas pastillitas que ayudan a la garganta. Me tomé dos, tomé mucha agua y me volví a dormir. Realmente me asusté, aunque tenga cobertura de salud primaria. Me saqué una foto hace un rato y vi que tengo la cara triste. Igual la subí.
Me está costando mucho toda actividad, que implique salir de mi casa, incluso me cuesta mucho leer (y mucho más escribir). Tengo ganas de sentirme bien de nuevo, no solo días pasajeros, sino sentir la sensación de plenitud que sentía los últimos meses de vida en Mardel. Me siento apagadito, una versión gris de mi mismo. Sigo pensando que para recuperar el brillo tendría que mudarme de esta casa, de este pueblo. Pero no tengo las fuerzas.