En las vías del tren vive un perrito.
Cómo un Relámpago beige vigila
su territorio
Cada tanto desaparece
entre la maleza verdinegra
del montecito que hay atrás.
Ahí construye su imperio silencioso.
Duerme la siesta
enroscado como una serpiente dorada,
sobre los matorrales
todavía tibios
¿Soñará con la extensión de su reinado
más allá de la garita?
El Relámpago beige no teme.
Ni a la muerte,
ni a los hombres,
ni a la soledad,
ni siquiera a los temblores que provocan las ruedas de los vagones que pasan 3 veces al día.
Como para la mayoría de los que vivimos frente a las vías,
para él, el tren se ha vuelto invisible y mudo.
Todas las ventanas del barrio son testigo de su reinado sobre los matorrales todavía tibios.
Eso, amigos,
es todo lo que sé del relámpago beige,
rey de las vías,
monarca del montecito.
Salve.