miércoles, 22 de octubre de 2025

toy esperando a la renfe aún

toy esperando a la renfe aún 
dice una piba mientras se toca el pelo
habla con su papá 
estaba hablando con el Anton
le dice
por eso no te he cogido
le dice
la renfe llega
pero en el otro andén 
pero tú crees que debo bajar la perra ahora
le dice
no puede ser, macho
le dice
la renfe no para en esta estación
no para en aquesta estació
en catalán 
idioma de pajeros
soberbios y ratas
pone que pasa a las siete y cuarto
le dice 
pasa la renfe que no tenía parada
con sus puertas naranjas 
como un tigre de metal
ostia, y está triste?
le dice
cuánto era que llevaban? cuatro años
le dice
ahora la chica vuelve a hablar con el Antón 
ella a él?
le dice 
en el otro andén
una media sombra verde tapa la obra
agujereada exactamente frente a mi
puedo ver los peatones que pasan distraídos
pero como te puede dejar de gustar una persona?
le dice la chica al Antón
yo me pregunto exactamente lo mismo
mientras el sol cae sobre las vías 
tiñendo el cielo de naranja 
distinto al de los tigres 
no los veo ni los oigo más
ni a la chica
ni al Antón
ni a los tigres 
ni siquiera el cielo
porque ahí viene la renfe
y me tengo que subir

23 de octubre. 0:24 horas

 voy a volver a casa.

22 de octubre 11 horas

    Me estoy qudando sin batería en la computadora, voy a escribir hasta que se apague. Me costó dormir, lloré en silencio en mi habitación sin ventanas. Fantaseé mucho con volverme en cinco días, sin avisarle a nadie. Desaparecer de este pueblo olvidado por Dios y volver a Mardel, dónde están mis amigos y mi familia, que tanta falta me hacen en este momento.
    Ayer se me terminó de romper el corazón, todas las esperanzas que quedaban de ser amado se extinguieron de repente. Quizás es algo que era necesario. Ahora empieza mi camino en solitario, una vez más. No quiero estar solo otra vez.

martes, 21 de octubre de 2025

el velo

un muro suave cayó entre ellos

sus dedos al tocarse

estaban otra vez

a muchos kilómetros de distancia

21 de octubre, 18 horas

 Hoy vino L. a casa, después de una semana de no vernos. Fue como si entre nosotros se interpusiera un velo que no permitió realmente sentirnos las pieles, no estoy seguro quién puso el velo pero se sintió distante, impersonal, frío. Me dijo que no se acordaba que había hecho alguno de los días en los que estuvo de viaje.
Entrené hombros e hice algunos abdominales, me sentí bien pero tendría que haberme quedado un rato más en el gimnasio. No me crucé a nadie conocido. Mañana posiblemente haga un trekking, hoy a la noche decido cuál de los dos hacer, capaz que se viene Lucas. Hablé por videollamada con Fede, lo noté bien. Me alegra mucho que haya conseguido laburo, que esté pudiendo proyectar y planear a largo plazo.
Le dije a Yas de hacer algo mañana a la noche, pero no me contestó.

lunes, 20 de octubre de 2025

el mate en el piso 
las hojas del gomero se marchitan
ya no hay nadie que las barra
o las meta en una bolsita
el viento silba entre las hojas
un plato sucio en la mesa ratona
escucho a alguien trabajar cerca
las sombras suaves de la palmera
vibran en las baldosas 
el perro se fue agitado
a descansar a la sombra
siento alivio
no me apreta el pecho
de soledad infinita
hay algunas moscas
revoloteando cerca del plato
quizás se coman la quinoa
o simplemente sientan curiosidad
elijo pararme 
juntar las hojas
pasar sobre las sombras vibrantes
barrer el piso
dejarme llevar
por el viento
entre las hojas del gomero


20 de octubre, 11 horas

Tomo mates en el patio vacío. Desde hace unos años que tenía ganas de vivir en una casa con patio y un perro y, de repente, heme aquí. Igualmente, al ser algo medio accidental y no algo propio, no se siente tan bien, es como si algo estuviera ligeramente corrido del lugar en el que debería estar. 

Nota sobre el laburo: ayer al mediodía, la última mesa que se quedó en el turno, una pareja simpática de cincuentones con la cara más gallega que vi en mi vida, charlaba animadamente. En un momento noto que el tono de voz les cambia hacía uno más hostil, y los empiezo a escuchar, así medio de refilón, en segunda persona, obraste de mala fe, realmente yo así no puedo seguir, yo digo, pucha que no se separen ahora que me tengo que ir al descanso no puede ser esta situación, incluso podría llamar a la policía yo pienso, no la policía no que estoy trabajando re en negro me siento estafada, uh le habrá sacado guita, que se yo. Limpio los pisos, siguen hablando en segunda persona un rato, tirando frases acusatorias. Me doy cuenta que no están hablando entre ellos, sino a un tercero (o tercera) tácita, con quién tuvieron un altercado de los de compraventa propios de Marketplace. Acá usan una versión primermundista, Wallapop (a mi me gusta como pronuncian los gitanos el ualapó), que hay que admitir que es una app que es una droguita. Yo compré la computadora en la que estoy escribiendo estas líneas todas mal redactadas en el ualapó. Aparentemente ellos habían vendido un teléfono por el ualapó y la persona en cuestión, acusando problemas de batería, se los había devuelto. Ellos estaban furiosos porque, según ellos, el teléfono había vuelto en mal estado. Eso desembocó en una cacofonía alternada de frases acusatorias en segunda persona completamente desconectadas la una de la otra. Me quedé pensando en como cada pareja construye sus dinámicas de una manera particular y única, en el que esos dos monólogos, en su mundo, tenían un perfecto sentido.

No hice propina.

viernes, 17 de octubre de 2025

17 de octubre. 11 horas

Estoy en la biblioteca, es un lindo edificio de varios pisos y ambiente amplios. Estoy en un espacio dónde la gente viene a estudiar y usar sus computadoras, incluso hay varias para usar libremente, al lado mío hay varias pibas preparando alguna cosa de la facultad, ya las vinieron a retar porque charlaban fuerte. Un poco más lejos, un chico que ya había visto en ese mismo lugar, se ve que le gusta. La biblioteca es uno de esos lugares en los que hay orgullo catalán, te lo hacen saber hablándote exclusivamente en ese idioma, aún cuando vos le contestás en argentino. 
    Mientras escribo esto estoy tratando de reestablecer la computadora vieja, a ver si la vendo de una vez por todas. 


12 horas. Sigue por el 1%, considero ya dejar la computadora acá e irme a mi casa. 

jueves, 16 de octubre de 2025

16 de octubre, segunda entrada

 Son las doce y media de la noche, llegué recién a casa. Marian se fue a Estados Unidos, y ya no va a volver hasta marzo. Espero poder volver a verlo, es un pibe muy tranquilo y me cae macanudísimo. Debe ser interesante trabajar en la fórmula 1. Si consigo los pelpas me gustaría hacerlo un tiempo. 
El trabajo transcurrió rápido y sin sobresaltos, justo como me gusta trabajar. El trabajo de restorán tiene algo de gratificante cuando está bien hecho y los clientes se van contentos. Es un hechizo sutil que no tienen otros trabajos de atención al público, mucho menos el trabajo en sistemas. Charlé lo suficiente con la gente, pero en el gimnasio entrené solo. Facu me dijo que iba a ir a la mañana pero realmente no me dieron ganas de ir temprano. Mañana veo que voy a hacer. 
Me manché la camisa cono lavandina. Lejía le dicen acá.

Hace más o menos una hora estaba en la vereda esperando que se hiciera la hora. Por la calle venía una pareja de brasileros o portugueses, charlando borrachos. Mientras los miraba pensé en que eso es exactamente lo que había venido a buscar hasta acá. 

Recién Cristian se levantó, fue al baño y me ofreció un helado. Realmente un crack.

entrada del diario de viaje en prosa

16 de octubre: 
Ayer fui a la ciudad antigua, caminé por las calles de piedra fumado, oscilando entre dos sensaciones: fascinación por las escenas pintorescas propias a las de un lugar ajeno y una rabia absoluta que me brota desde la garganta y se me cae por las orejas como lava de un volcán. Comí un kebab y me tomé los trenes del primer mundo, lamentándome no tener un lindo grupo de amigos que me distraiga de los chorros de enojo que ahora derriten y agujerean los adoquines. Idealmente sería como el grupo de amigos que tiene Yas, gente culta y divertida, que se droga y trabaja sin preocupaciones más que la de sacar entradas para el próximo festival y coger sin preocupaciones. Yo, en cambio, estoy sumido en la negrura de la supervivencia propia de un inmigrante, pensando un poco en el trabajo y otro poco en el que no soy amado. Es realmente un espiral del que había podido salir con mucho estudio, terapia y esfuerzo, y ahora vuelvo a ese punto en el que no puedo proyectar más allá de las próximas semanas. 
Lo único que puedo hacer es reconfortarme en el hecho de que acá cobro el doble de lo que cobraba en Argentina, un pensamiento mezquino; pero de algo me tengo que agarrar. 
Si puedo ahorrar unas buenas monedas, me gustaría ir a China el próximo año.

diario de un viaje en verso

estoy acá
sentado
sin saber bien qué hacer de mi vida
no es como era hace dos meses
que sabía exactamente
al detalle
lo que iba a hacer
dos o tres meses
algunos trámites
un par de paseos
fronteras
y un nuevo trabajo
amigos sofisticados
un amor esperándome
acá las cosas son distintas
pero iguales
sigo pasando mucho tiempo solo
el amor que vine a buscar
fue como subir una escalera
muy pero muy empinada
durante mucho tiempo
que de repente
así sin más
se quedó sin escalones
tal y como pensé que podía pasar
como me dijo mi psicóloga
que iba a pasar
las olas de este lado del mar
no me calman
no me hacen acordar a alfonsina
no encuentro un taller
que se de en una casa de piedra
no encuentro amores imposibles
acá todo tiene la sobriedad 
de los panza llena
que buscan quejarse de cosas absurdas
porque no tienen problemas reales
estoy acá
pensando en todo lo que tenía
y que no supe verlo
amigos que me cuidaban
un trabajo lindo estable y fácil
dos o tres chicas que me querían
lloré más veces de las que hubiese querido
tengo mucha bronca
por las mentiras que me dijeron
por la forma en las que la creí
no hubo ni paseos por nápoles
ni juegos ni complicidades
ni la idea de envejecer juntos
tengo que recordar
de ahora en más
antes de salir de casa
que las cosas nunca son 
cómo te las prometen
en este poema
no puse ningún recurso
no hice ninguna alegoría
ninguna anáfora
supongo que estoy
enceguecido del enojo
es un diario en verso
en el que vuelco 
una vida
que me resulta ajena
un lagartito
camina por la pared
no hay allá lagartitos
ni tantos mosquitos
ni un gomero 
ni un golden bueno
ni un tipo enojado
escribiendo en un patio
que no es suyo
ni de nadie