Tibias manos del pasado nos atan
y filos oscuros del futuro nos empujan
Lejos de nuestro momento,
Mintiéndonos los oídos.
El gato siente su pelaje
Las zarpas y nada más
El perro, sin remordimiento aúlla
Colores de viento y dientes.
Y sin embargo, a los nosotros humanos
Las manos y los filos
El viento nos hacen tapar
Distraídos del ahora
nuestro presente
nunca existe
nuestro pelaje
nunca existe.
Y el tormento de las cadenas grises
de las voces negras del pecho
Quitan los ojos nuestros de nuestro dios El Instante.
Y cuando miremos a nuestro Dios,
Cuando seamos uno con el Instante
Reaparecerá nuestro pelaje
y con los dientes
Sentiremos el viento.
Los gatos serán nuestros hermanos
Viviremos en las salas del tiempo.
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