domingo, 10 de febrero de 2019

el mismo miedo que le tengo al abismo azul
le tengo a tu silencio.
Puedo nadar desnudo en ambos
y ver que no termina.
Al acercarse un punto que se convierte
en una bestia profunda,
palpo el agua cada vez más oscura.
Sin respirar nos hundimos,
la bestia y yo-le rozo levemente una aleta-
hasta que ya no la veo más.
Si se alejó o no,
no lo puedo saber.
Vuelvo a estar solo, flotando en tu
silencio abisal.

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