viernes, 20 de junio de 2025

sinee aliis, vanitas

 1.


jugué cien mil partidas

con mi viejo

con mis amigos

con mis novias

con quienes amé

con quienes apenas conocía

jugué cien mil partidas

en algunas perdí

en algunas gané

en la mayoría pensé

jugué cien mil partidas
si me apurás

no me acuerdo

ni lo que es un enroque

ni lo que es un enroque

ni lo que es un enroque

jugué cien mil partidas

las piezas

las chiquitas

las poderosas

si les pudiese preguntar

a cualquiera de ellas

tampoco se acordarían 

de las cien mil partidas 

los ataques infinitos

las trampas y las diagonales

ni lo que es un enroque

ni lo que es un enroque

ni lo que es un enroque

pero

ellas podrían decirnos

sin titubear

matemáticamente

el orden 

la jerarquía

el tamaño 

y la exacta disposición

de cada una de las otras piezas

jugué cien mil partidas

solo me acuerdo

de las personas con las que jugué



Poema inspirados en el siguiente fragmento:


“...Jugué con el Visir tantas veces que no podría ni contarlas, y puedo asegurar sin pudor que nunca pude ganarle. Ni una sola vez. Durante las partidas, que podían durar horas, el juego cobraba vida: podía sentir en los huesos la fuerza de sus ataques ininterrumpidos, como ráfagas de una tormenta de arena que te agarra en medio del camino.”

(Memorias del Ungido, ca. 1500 a.C., cap. 4)


2.


entonces vi al rey

abandonado a su suerte

y entendí de una vez

que no era más

que un tarro de sal





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