Estoy otra vez sentado en el patio. La llegada de P. a la casa la revitalizó, le puso mucha onda (y también algo de guita) para que se vea más linda y habitable. Yo no tengo particular interés en invertir mucho dinero y tiempo en una casa que no es ni siento mía, pero la ayudo y colaboro con lo que puedo, un poco para sentirme parte de algo y otro poco porque hay algo reconfortante en apropiarse de un espacio, aunque sea por unos pocos meses. Respecto a eso, estoy un poco receloso de C., el titular del alquiler, que es quién determina, como un juez silente, mi continuidad en la casa más famosa del país. Vuelve en abril, y para esa fecha pretendo tener algo de guita disponible para mudarme si así fuese necesario. El otro día visité a F., y realmente vive en un departamento hermoso, no muy lejos de acá. Paga unos 150 euros más que yo, y me hizo replantearme seriamente si vale la pena seguir durmiendo en La Tumba, aunque cueste más barato. Es algo para reconsiderar y tomar una decisión el año que viene.
Sigo las noticias de amigos y conocidos en Mardel. Vi a mis amigos del taller de escritura en una foto grupal con motivo del primer aniversario del taller y no pude evitar sentir algo de nostalgia por no poder estar allá con ellos. V. no estaba en la foto, aunque sé que ya está en la ciudad.
Acá las cosas siguen su curso natural: no hay fiesta de fin de año, ni aguinaldo, ni caja navideña. Sólo explotación al migrante, individualismo y mucha soledad. Tanta es la soledad que uno acepta cosas impensadas en la comodidad del hogar. Por primera vez en muchos años, voy a trabajar el 25.
viernes, 19 de diciembre de 2025
19 de diciembre, 14 horas
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