llegué al laberinto enamorado
me moví en los trenes infinitos
para terminar otra vez cerca del mar
que
independientemente de su nombre
parece atraerme silente
como si tuviese miedo de que me fuera lejos
que lo engañase con la montaña o la tundra
tanto es su amor
que me trajo hasta el laberinto
a dos cuadras de él
lleno de habitaciones oscuras
resuenan con pasos nocturnos
y algún que otro grito de éxtasis
cuántos son los que caminan por sus pasillos
imposible que lo sepa
a veces siento que estoy solo
a veces parecen multitudes
me invento ventanas
busco insectos en los rincones
invento olores menos antiguos
salgo de la tumba
como decidí llamar a mi habitación
y camino por los pasillos sin lumbre
hasta encontrar un patio
que parece sólo mío
lleno de hojas y silencio
puedo leer y esperar
no se durante cuánto tiempo
a que vengas a rescatarme
o decida finalmente trepar
los muros bajos
para irme a escuchar el ruido del mar
lento y paciente
que parece llamarme
para que no esté tan lejos de él
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