viernes, 20 de junio de 2025

sinee aliis, vanitas

 1.


jugué cien mil partidas

con mi viejo

con mis amigos

con mis novias

con quienes amé

con quienes apenas conocía

jugué cien mil partidas

en algunas perdí

en algunas gané

en la mayoría pensé

jugué cien mil partidas
si me apurás

no me acuerdo

ni lo que es un enroque

ni lo que es un enroque

ni lo que es un enroque

jugué cien mil partidas

las piezas

las chiquitas

las poderosas

si les pudiese preguntar

a cualquiera de ellas

tampoco se acordarían 

de las cien mil partidas 

los ataques infinitos

las trampas y las diagonales

ni lo que es un enroque

ni lo que es un enroque

ni lo que es un enroque

pero

ellas podrían decirnos

sin titubear

matemáticamente

el orden 

la jerarquía

el tamaño 

y la exacta disposición

de cada una de las otras piezas

jugué cien mil partidas

solo me acuerdo

de las personas con las que jugué



Poema inspirados en el siguiente fragmento:


“...Jugué con el Visir tantas veces que no podría ni contarlas, y puedo asegurar sin pudor que nunca pude ganarle. Ni una sola vez. Durante las partidas, que podían durar horas, el juego cobraba vida: podía sentir en los huesos la fuerza de sus ataques ininterrumpidos, como ráfagas de una tormenta de arena que te agarra en medio del camino.”

(Memorias del Ungido, ca. 1500 a.C., cap. 4)


2.


entonces vi al rey

abandonado a su suerte

y entendí de una vez

que no era más

que un tarro de sal





el mar abierto

 

una vez sola lo intenté

fui llevado en remolinos

desde mi casa hasta el 

terreno abisal

lleno de peces blancos

de mil ojos

que parecen ver bien

en ese desierto negro


por suerte

con brazadas poderosas

subí hasta ver los rayos

transversales 

de luz que se movían como

espaditas livianas

ya cerca de la superficie


ahí

recién ahí

me di cuenta que llevaba

un tiempo sin

respirar una sola bocanada

de aire limpio

-que alivio- pensé
ver de nuevo las nubes

sueltas por

ahí


por suerte

con brazadas poderosas

pude asomar la cabeza

al cielo del invierno atlántico

era de noche:

lo supe por la cruz del sur

bien clarita

entre dos nubes 

sueltas por

ahí


si

una vez sola lo intenté

llegar hasta un lugar imposible

atravesando olas inmensas

sin saber exactamente 

dónde quedaba mi casa


la novedad


Me muevo a toda velocidad

aunque esté sentado en un sillón viejo

atravieso como un relámpago

cientos de kilómetros

cruzo el mar los mares

repletos de peces y olas azules

levanto los pies para no mojarme

por la nuca me corre el vértigo infinito

de saber que

en una de esas

la suerte no me volverá a presentar

a mis amigos 

frente a una mesa llena de botellas

ni a los viejos viejitos que ahí están

como siempre

esperando que les cuente cómo me fue.

La fuerza g me aprieta contra la cuerina

del sillón que viaja a miles de 

kilómetros por segundo y por todos

los rincones del país de los países 

convirtiendo las ciudades en agua.

Lo que está adelante es temible

como una carta sin firma,

como el cielo inmenso.


en las profundidades del mundo

 Sintió un ligero chapoteo detrás suyo. Trató de acelerar el paso, pero su carga limitaba el movimiento dentro de la alcantarilla. Después de unos segundos de silencio que le parecieron una eternidad, escuchó por fin el sonido que más temía: el chirrido inconfundible de La Rata Negra.
Soltó la carga y corrió salpicando agua sucia hasta el orificio por el que había entrado. Cuando estaba dando la vuelta por el último recodo, se detuvo en seco. Su pelaje estaba crispado, signo inequívoco de terror profundo.

pilchita, pobre pilchita

 pilchita

pobre pilchita

siempre caminaba con los pies torcidos

como pidiendo perdón con las rodillas

flacas

atrás de esos pantalones amarillos

digo amarillos

pobre pilchita

el apodo que le quedó

cuando su madre se dio cuenta

tan de chico

que sólo se vestía 

si el color de la prenda 

coincidía con el color del cielo

pobre pilchita

todos se asustaron

el día que apareció con un cardigan

rojo cardenal

cardigan cardenal

obviamente todos se asustaron

y corrieron despavoridos

por las calles de tierra

pobre pilchita

rojo cardigan

ese día había tenido un derrame en un ojo

y por eso veía rojo

rojo cardigan

cardigan cardenal

a pilchita lo veías siempre 

caminando por las vías

con los dos ojos clavados 

en el cielo

preguntándose de dónde venían

esos colores

que lo dejaban sin palabras

en el barrio nadie le supo decir

ni siquiera Eduviges

vieja sabia

vieja vieja

que leía la fortuna en la colilla de los puchos

pobre pilchita

en el fondo

soñaba con llegar hasta allá arriba

a menudo se metía en edificios 

con o sin gente

iba hasta la terraza

siempre saludando con educación

y se tiraba en el piso

a ver si haciendo fuerza 

y cerrando los ojos

podía convertirse en parte del cielo

por eso pilchita

que había crecido en una casa sin colores

se vestía de azul celeste

o de gris blanco

a la tarde

pilchita se cambiaba por primera vez

se ponía amarillos rosas

en los días en los que anochecía más rápido

se cambiaba tres o cuatro veces

hasta que el cielo se quedaba azul profundo

igual que el overol de pilchita

azul profundo

en cambio usaba

colores más lavados en verano

y buscaba en las ferias

sobre todos las de invierno

prendas intensas 

fucsias rabiosos

ya era conocido desde chico en las ferias

¡ahi viene pilchita!

¡buen día pilchita!

¡te guardamos este chaleco color mandarina!

pilchita sonreía

si no tenía plata

pedía medio tartamudeando que se la guardaran

hasta la próxima semana

pobre pilchita

no siempre tenía plata

había nacido en una casa sin colores

un día de otoño

del mil novecientos noventa y pico

su mamá

Norma Mabel

ya no se acuerda del nombre

con el que fue bautizado por el Pastor

ni el color del cielo

del día en el que nació

documento no tiene 

pobre pilchita

cuando al barrio fueron los del registro

en un camión blanco como el cielo ese día

por ende 

de la campera de polar que tenía puesta pilchita

le dijeron medio entre risas

que no lo podían registrar con ese nombre

pobre pilchita

le negaban hasta su nombre

eso si

lo que nunca le pudieron negar

hasta el día de su desaparición

fue vestirse como quiso

había días

que la gente del barrio

para saber cómo estaba el clima

iba hasta la puerta de la casa de pilchita

a ver de que color estaba vestido

pobre pilchita

ya hace tiempo que no se lo ve por el barrio

algunos dicen que finalmente no pudo caminar más

otros

los más osados

dicen que finalmente 

después de tanto tiempo

encontró la combinación exacta de colores

que le permitió ser parte del cielo


domingo, 8 de junio de 2025

tu secreto de sol

hablando de cualquier cosa
me dijiste así liviana
que algún día
me ibas a contar tu secreto de sol
ahora es imposible para mi
pero te juro imposible
hacer de cuenta que
me preocupa el comportamiento
de cualquiera de los tantísimos
índices que pueden torcer
el destino de la humanidad entera
esos numeritos
por poderosos que sean
quedaron desactivados
tu secreto de sol
que alguna vez espero saber
me liberó del poder
de la tristeza
del ejército de pensamientos
que desfilan temibles
incluso de la muerte
tu secreto de sol
es el tesoro dorado
que guardás con vos
en un cofrecito de verano
abajo de tu cama
tu secreto de sol
¡que tremendo que es! 
finalmente pudo hacer
que deje de mirar las baldosas
ya no importa si me tropiezo
si puedo ver los rayos de luz
esos que guardan
de alguna u otra manera
lo que espero me cuentes
cuando por fin te vea

miércoles, 4 de junio de 2025

¿qué hace aquel tipo?

ese que está allá
el que tiene la flor en la mano
parece que espera 
a que alguien
le abra la puerta del edificio
cosa que
a mi
sinceramente 
me parece difícil
sobre todo 
con esta lluvia torrencial
revientahuesos