El voluntario es como un recién nacido.
No sabe muy bien dónde está parado. O, como es un recién nacido, acostado sobre sus espaldas con los pies en el aire. Está practicamente a oscuras, en un mundo gigante y oscuro lleno de formas igualmente titánicas, extrañas y atemorizantes. Como está a oscuras, y le parece que el mundo grande asusta así como sus habitantes, el voluntario/recién nacido, llora. Llora, grita y patalea con todo lo que tiene, desgastándose su cabeza y su cuerpo, todo frágil.
Para los demás, su grito y constante pataleo es inexplicable, e incluso escapa al buen gusto. Por eso no lo llevan a las reuniones en las que hay que guardar decoro y compostura.O si lo llevan van preparados, porque saben que es inevitable que pibe se ponga a gritar y patalear y a protestar sin razón aparente.
Muchas veces va a aparecer alguien que intente calmar al pequeño, con arrullos ininteligibles, musiquitas que le calmen el pensamiento o imágenes apaciguantes. "eh, que no es para tanto", "No hagas escándalo", "shhhh, mi amor" son típicas frases que esta gente le dice. Aún asi, en la mayor parte de los casos, no sólo no surte efecto sino más bien genera lo adverso. El volumen del berriche aumenta, y se hace más insoportable. La gente, en estos casos ya no puede hacerce la boluda y se escucha de algún lugar del solemne salón un comentario solapadito del estilo de: "Que alguien calle al pendejo"; o "Silencio por favor". Esto sólo irrita al ya sensible niño que mueve las manos frenéticamente y frunce la cara en un gesto horrible, como si todo le diera asco. La otra gente que está en el salón, es la que entiende que es un niño, que es normal que patalee sin razón; y guarda un empático silencio, casi sintíendose cómplices del asustado infante.
Pero la posta, la verdad de la milanesa, es que el voluntario grita y patalea porque si bien el mundo le asusta, porque no quiere que sea así; gasta su tiempo, su único bien, en mostrarle a los demás que no es necesario que guarden un solemne silencio, que no necesitan callar. -Si el mundo les parece grande y temible: griten, pataleen, lloren, puteen con bronca. Pero hagan algo- dice el voluntario entre gritito y gritito.