lunes, 21 de marzo de 2016

fragmentos de cosas escritas en papeles

el viento quiebra las palabras
que te digo al oído
reventando existires sobre la luna de plata
te espero, mujer de viento

cantemos esas canciones
         transparentes (como nosotros)
el silencio siembra eternidades falsas
   mientras anochece, lento

suerte es ese calorcito de noche
        que haya galletitas en una alacena
o mirar un rincón
                               y ver que te estás sonriendo.



martes, 15 de marzo de 2016

Gone girl

A G.C.

Los colores del cielo se apagan, de a poco.
Es ese momento en el que no es de día ni de noche, los pájaros ya callan y los faroles todavía no iluminan las veredas frías. Todo es una mezcla de azul y rosa; y silencio.
Sólo ahí, mientras la silueta de un gato se recorta sobre un techo alto, puedo dejar de pensar en los cafés con leche que no tomamos, en las caricias invisibles.
(Ahora es de noche, irremediablemente vuelven a aparecer con esa solemnidad triste tus ojos, mientras perpetro estas líneas)
Porque mientras dure, me convierto en ese gato y siento las tejas todavía tibias bajo mis pies.
Mientras busco algo para comer, oigo el sentencioso cantar de un grillo, que se adelantó osado. Cada vez veo mejor, y se me aclara la cabeza, adormecida por el sueño de la tarde.
Hay algo sobre la rama de un árbol próximo, de modo que espero paciente a que se vuelva a mover. Calculo. Los segundos pasan, y se que me quedo sin tiempo, así que me adelanto con sigilosa lentitud, aguantando la respiración. Una teja se desprende, lo que alerta a mi presa.
Es ahora o nunca. Aprovecho la tensión de mis músculos y pego un salto eléctrico, sin pensar un segundo más. El aire pasa entre mis dedos que se estiran para alcanzar la rama. Llego, estoy seguro que llego.
El rosa del cielo desaparece, y siento otra vez la silla que me sostiene. Cruje, como quejándose despacio de los embates del tiempo y de la insensatez de los que se sientan a pensar en amores no correspondidos.
Poco a poco, las luces se encienden y conforme iluminan las vacías callejuelas de la ciudad, aparecen las memorias lentas, los deseos vanos, la noche azul.
(Me preparo un café, de esos que se toman mejor de noche)
Ahora, hago un esfuerzo para preguntarme si habrá conseguido lo que reposaba en aquel árbol; pero el ruido de las tejas se convierte de a poco en tu risa, las ramas se desvanecen suavemente y los ojos del gato que puedo ser cuando el sol se está terminando de escapar se convierten, irremediablemente, en los tuyos.

viernes, 4 de marzo de 2016

(pero)

Saco fotos. Y sueño que abrazo una piba, que le pego violentamente con los labios. Le pongo una cara conocida.
Sobre un colchón rosa, que detiene una puerta entreabierta.
Todo esto sueño. Mientras saco fotos.
A la noche
                  Vuelvo despacito a esos lugares en los que me puedo sentar en el sillón, desparramarme, derretirme en el sillón mientra miro las volutas de humo que desaparecen antes de tocar el techo. Dios, como deseo que toquen el techo.
Amy, mientras tanto, canta bajito adentro de una computadora. Se la ve bien, gordita.
Todos jodemos con que Edgar va a actuar de puto. Y un poco puto es. Bah, creo que en esa habitación eramos todos putos. Algunos y poco más y otros un poco menos. Es algo natural, siendo artistas.
Putos y drogadictos, todos ellos. Todos nosotros. Pero artistas.