viernes, 19 de junio de 2020

fake news

El 16 de junio a las 3 y cuarto de la tarde, en la esquina de rivadavia y rioja, se desató el apocalipsis.
Duró solamente 34 segundos, y solamente fue en esa esqiuna
Saltaron las baldosas como si fueran galletitas de limón, y tornados de sangre giraron furiosamente sobre la tierra arrasada
La gente que casualmente caminaba por ahí, viniendo de comprar queso untable o yendo a ver algún amor clandestino, 
fue carbonizada al instante con queso y todo
con los condones ocultos en el bolsillo y todo


El sátiro de los techos azotó la calmada población de Carlos Casares el verano de 1973.
Ese mismo verano,
las temperaturas altísimas dieron a  cinco señoras en livings bien arreglados algún que otro bajón de presión.
Ese mismo verano
cuando refrescaba y la gente arrancaba a dar vueltas por la plaza con el mate bajo el brazo, se empezaban a escuchar los rumores del sátiro de los techos
también llamado el hombre gato
también llamado el terror mudo.
El hombre gato caminaba por los techos de ciertas cuadras, produciendo algún que otro ruido de tejas,
alguna que otra risa solapada.
El diario El Oeste levantó 17 noticias a lo largo de todo enero.

Mi abuelo murió a los 12 años
cuando un fotorreportero le pidió que se tirara en el piso y le sacó 4 fotos
CLICK
a falta de buenas noticias
CLICK
a falta de un sátiro en los techos
CLICK
La foto de su cadaver salió en la tapa de todos los diarios de la pampa húmeda
Mucha gente lo lloró. Las compañeritas del colegio, a las que tenía enamoradas perdidamente, le dedicaron cien canciones de amor.
Su madre, por otro lado,
lo golpeó repetidas veces con una chancleta
"¿Cómo se atreve usted Jorge a andar muriéndose por ahí?
CHANCLETAZO
¿No ve que tengo que andar dando explicaciones a todo el mundo?
CHANCLETAZO
Me llamó su tía toda angustíada?"
CHANCLETAZO

Mi abuelo se murió a los 12 años
El sátiro de los techos azotó a la población de Carlos Casares el verano de 1973
El apocalipsis se dió el 16 de junio de 2020 a las 15:15 en rivadavia y rioja





miércoles, 3 de junio de 2020

COSAS QUE HICE EN LA CUARENTENA

Pedí dos o tres de las mil razones por las cuales
no deberían recomendarme a Virigina Woolf
Mandé mi primera nude
pero a un médico, que tuvo que mirar mi nude
para saber si tenía que ir a la guardia,
por suerte me tuve que quedar en casa
haciendo las cosas que no hago jamás:
como bailar al ritmo de una instructora
de zumba de un pueblo que no conozco,
enojarme por jugar mal a un jueguito
como a los quince años,
masturbarme como a los quince años,
hablé de gatos
de caballos que lloran
de animales que representan parientes muertos
de tatuajes que representan animales que reprensentan parientes muertos
de practicar acentos y de los archienemigos que la fotografía me dio
también lloré en la soledad de un living mientras un gordo en una pantalla
me contaba (a mi, que estaba solo) anécdotas de su niñez en un pueblo que no conozco.
Hablé de sexo, de religión y del origen mismo del universo
con una piba que de un día para el otro
desapareció de la faz de la web, pero esa vez no lloré!
Di algunos consejos, y como muchos consejos que alguna vez fueron dados
intentaban que el otro hiciera cosas que yo, en su lugar, seguro no haría.
Compré una suculenta que puse arriba de mi cama
con la esperanza de que las flores en la noche me saquen los malos sueños
recibí muchísimos paquetes por correo
me acordé de las veces que con mis amigos del barrio
corrimos descalzos por el pasto a las 11 de la mañana de un día de diciembre
miré todos los atardeceres al hilo e hice 124836 sentadillas
y no tengo forma de comprobarlo, pero creo que me morí 3 días seguidos.