domingo, 29 de noviembre de 2015

recurrencia/correspondencia/encia

Es gracioso cuando soy recurrente, pero no consciente de ello. Anoche,o la otra noche, entre risas y líquidos de diversos colores (ora verdes ora negros ora dorados), me di cuenta de un tópico muy recurrente en la vida que me tocó caminar. El problema es que no se si exista una palabra que defina correctamente esto, pero creo que lo que más se acerca es lo que paso a bautizar (rompo una botella sobre la palabra) como: la no-correspondencia.
Es un aspecto básico de la dinámica de las relaciones entre personas. Quizás también lo sea entre las teteras viejas que tiene mi abuela la alacena, pero como siempre que abro las puertitas chirriantes de madera buscando algo las teteras se quedan quietas, no lo voy a saber nunca.
Cuestión, teteras de lado, es que siento que la no-correspondencia define un gran porcentaje de los escritos que he tenido el gusto de perpetrar.
Mirar al otro y no ser mirado, esperar el choque de otros labios y sentir el batir de alas de colores varios que se alejan, besos mudos que nunca se dieron, son cositas que habitualmente pienso y siento y escribo.
Anoche, por encima de los líquidos de colores se me reveló que la no-correspondencia es recurrente en otras personas también. Y en ese momento, me puse en extraña sintonía con quién me contaba de su respectiva no-correspondencia. No sólo porque me resultaba familiar lo que me contaba, sino porque se me reveló lo cotidiano de ese sentimiento.
Cotidiano y terrible como una taza que se revienta contra las baldosas de la cocina una mañana de invierno. Y tan terrible y cotidiano como las tazas y las teteras, ese dolorcito. Antes mío sin siquiera saberlo propio, ahora compartido y menos terrible. Una taza que se le cae a dos no es terrible. Incluso es gracioso que a muchos, en este momento, se les esté desparramando el café con leche en la cocina de sus abuelas, mientras las teteras charlan bajito para que no las escuchemos.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

puñitos

la zamba la samba la cumbia la bachata
todos esos ritmos
toda esa noche
                 la aureola de la luna
(va a llover)
y siempre termino escribiendo
sobre los besos mudos
sobre esos besos sin alas

y si sobre lo etílico de las risas
hablamos
las baldosas mojadas
los labios mojados
uno dos tiqui tiqui
y no vamos a ningún lado

Quiero, pero no puedo
queremos y siempre sabemos
que vamos a poder
despegar
sonar, mirarnos desde los cielos
colgarnos de la aureola de la luna