lunes, 17 de noviembre de 2014

Consejo para artistas y ausentes

Esa ausencia que precede un hecho artístico, esa despreocupación por lo cotidiano que nos lleva a las profundidades de nuestra consciencia es desafortunadamente comparable a El Aura. Porque uno sabe que viene, uno sabe de lo inevitable de esa explosión que proviene del interior y por más que se quiera, no se puede hacer nada para evitar que eso que tenemos dentro se desparrame por el espacio.
Y la conciencia de este momento, La Ausencia, es lo que nos da la determinación de plasmar lo incontenible en el mundo. 
Algunos síntomas de esa sutil ausencia son: la falta de interés en la cantidad de monedas que uno tiene en la mano, una felicidad muda que se da cuando nos quedamos solos en una habitación y la insistencia en mirarle las pestañas a la gente. Sólo las pestañas.
Así, nos liberamos de todo lo que no importa, nos enfocamos en las pestañas y de las pestañas sacamos lo mejor (o peor) que hay dentro de nosotros mismos y también de las pestañas mismas.
Y nos metemos adentro nuestro, vemos los colores y las formas y dejamos de conceptual-izar y nombrar los objetos y las ideas, nos volvemos puro instinto, nos volvemos una fiera de colores difusos y zarpas de pinceles.
Y sólo en ese momento, es cuando somos completamente fieles a nosotros mismos. Cuando nos hicimos uno con La Ausencia, cuando la verdad nos mira a los ojos y nosotros sólo le devolvemos la mirada porque miramos sus pestañas, como queriéndole sacar los secretos.
Por eso, es importantísimo para vos, que estás pintando o dibujando o escribiendo o bailando o actuando o modelando, es que te amigues con tu propia Ausencia, que tiene diferentes colores, formas y nombres para cada uno.Y que le mires las pestañas, que son de todos los colores y las formas y los nombres posibles. Y que en esa Ausencia te pierdas. Y seas arte.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Manifiesto del Instante

La única deidad, el dios eterno nos mira desde las salas del tiempo.

Tibias manos del pasado nos atan
         y filos oscuros del futuro nos empujan
Lejos de nuestro momento, 
                            Mintiéndonos los oídos.

El gato siente su pelaje
               Las zarpas y nada más

El perro, sin remordimiento aúlla
       Colores       de    viento   y dientes.

Y sin embargo, a los nosotros humanos
Las manos y los filos
El viento nos hacen tapar


Distraídos del ahora 
                                nuestro presente
                                                           nunca existe
                                                                                nuestro pelaje
                                                                                                        nunca existe.

Y el tormento de las cadenas grises
    de las voces  negras del pecho
Quitan los ojos nuestros de nuestro dios El Instante.

Y cuando miremos a nuestro Dios,
Cuando seamos uno con el Instante
Reaparecerá nuestro pelaje
y con los dientes
Sentiremos el viento.
Los gatos serán nuestros hermanos
Viviremos en las salas del tiempo.

               

domingo, 9 de noviembre de 2014

se

Transformando-se
El tipo anda y anda-se
Siente el viento y siente-se
mientras mira todo, mirando-se.