jueves, 9 de mayo de 2024

el cuadro y la mujer

    En mi pieza tengo tres cuadritos. En cada uno de los cuadritos, hay una foto. Y en cada una de las fotos está el mar. No tengo tele, así que cuando me acuesto tengo la costumbre de mirar los cuadritos. Es casi como tener vista al mar.
    Normalmente el mar de los cuadritos está calmo, sereno. Hay días, sin embargo, en los que hay viento y el mar están más agitados. En invierno se pone más azul, casi como una piedra preciosa. Incluso hubo una noche en el que el mar se retiró y en los cuadritos negros sólo se veía el lecho marino. Pude ver piedras y troncos, incluso trozos de metal.
    Hace un par de semanas, entredormido, me pareció ver que algo se movía en el primero de los cuadritos. Me refregué los ojos, quizás de más, y me senté en la cama a mirar. El mar del cuadrito no era el de siempre, el Mar Argentino. Era un mar desconocido, cristalino, con tonalidades que no había visto nunca, más cercanas al verde que al azul. Pero era sereno. Y cercana al vértice inferior derecho, apareció una figura humana. Nunca había visto una persona en el mar de mis cuadritos. Se veía de lejos, así que desde mi cama no era más que un puntito color carne, por lo que me tuve que poner en cuatro patas y caminar hasta el borde de la cama. La mujer, porque pude ver que era una mujer, chapoteaba y nadaba alegremente, sin preocupaciones. Tenía una sonrisa de esas grandes, de las que contagian a los que están alrededor. Hablaba con otras personas, que no veía en cuadro. En el mar verde estaba solo ella, charlando, nadando y riendo. La imagen se hizo más nítida, la veía peinarse el pelo para atrás cada vez que salía del agua a respirar.     
    Esa noche la vi nadar y reír bajo ese sol distante hasta que me quedé dormido. Cuando me desperté, la busqué instintivamente con la mirada, pero ya no estaba ahí. Sólo estaba el mar de siempre, ese que conozco de memoria.
    El mar de los cuadritos volvió a la normalidad, mostrándome las olas de mares más conocidos. Un par de días después, mientras armaba la cama a la mañana, miré de reojo a los cuadros y vi que en uno de ellos la mujer había aparecido de nuevo. La malla era distinta, pero la sonrisa y los gestos eran los mismos. Dejé la colcha a medio poner y me senté en el borde de la cama a mirarla. Ella nadaba y charlaba con otras personas. Pero sobre todo reía. Y yo no se por qué, pero cada vez que ella reía yo no podía evitar sonreír. La vi hacer unas piruetas, creo que estaba intentando pararse de manos en el mar, porque cada vez que se sumergía las piernas se elevaban en vertical, tambaleaban un poquito y se caían para uno de los lados. En cada una de las veces ella emergía del mar y se reía, y cada vez que ella se reía, yo sonreía. 
    Como esa vez, apareció varias veces, y yo siempre que podía posponía lo que estaba haciendo y me quedaba mirándola. De a poco me di cuenta que deseaba estar ahí con ella, nadando y riendo, haciendo pavadas en un mar de un color inverosímil. Me puso un poco triste no saber ni su nombre, ni con quién jugaba en el mar, pero sobre todo me daba tristeza no tener la posibilidad de estar ahí, no poder ser partícipe de su alegría.
    Las noches fueron pasando, y las sensaciones se fueron intensificando. Acá es invierno, así que el frío que yo tenía en los pies y los días cortos contrastan con el evidente verano del mar y la mujer. Pese a que mis medias térmicas no tienen mucho que ver con su malla roja y eso me angustia, no puedo evitar hacer de su felicidad la mía propia. 
    Varias veces pensé en bajar el cuadro de la pieza y poner una tele, o simplemente dejar la pared pelada y evitarme eso que me confunde tanto. Pero por alguna razón no puedo.
    Todas las noches miro el cuadro, sin esperar nada más que verla nadar.
    


domingo, 5 de mayo de 2024

a mí me flashea bastante, que se yo. puede que sea una obviedad como la lluvia, pero me pasa, como con la lluvia: cuando hay gente que está viviendo un momento trascendental en su vida y alrededor la gente sigue con su vida normalmente haciendo cosas cotidianas 

por ejemplo: la gente afuera de las funerarias con el alma dada vuelta, con las tripas todas desparramadas de tanto llorar y al lado está gaspar que salió a pasear un caniche mientras mira un hilo de tuiter

otro ejemplo: una madre  por primera vez con su hija recién nacida a la calle del hospital, siente con ella como si fuera la primera vez el viento en la cara y escucha amplificado el ruido de las hojas que se amontonan mientras el tipo del kiosco de al lado carga $250 a una sube calculando las horas que le quedan para irse a la casa

un ejemplo más y no jodemos más: una pareja se declara su amor después de años y se besa apasionadamente por primera vez mientras que una vieja pasa y piensa, se perdieron los valores en los jóvenes, y se va a mirar el noticiero

me dijo:

habito tus brazos 

largos como dos espigas

y siembro en el patio

las semillas que se les caen

le dije:

todo lo que crezca

del suelo suave

será tuyo

me dijo:

temo que del suelo suave

no crezca nada

y este se agriete y endurezca

como una parra vieja

le dije:

fuerte agitaré mis brazos

largos como dos espigas

para que en suelo suave

caigan más semillas

me dijo:

así si crecerán 

fuertes espigas

largas como brazos

del suelo suave

en primavera crecerán

le dije:

vendré con las golondrinas

vendré en primavera

y del suelo suave habrán crecido

espigas y brazos

largos como el amor que te tengo

me dijo:

vendrá tu amor con las golondrinas

largo como tus brazos

las espigas

temo a los bichos terribles

que viven en las parras del fondo

pero más temo

que no venga la primavera

ni las golondrinas

que no crezca nada del suelo suave

le dije:

la primavera es inevitable

como el amor

que viene volando con las golondrinas

te rodeará con sus brazos

largos como espigas

en la primavera

sobre el suelo suave