llenos de terror negro y maripositas
impiden que nos escarbemos las manos
buscando las manos
ausentes esas manos
aunque no esté
aunque no estés
aunque aunque aunque
aunque aunque aunque
vestiste la soledad con un trapo viejo
lleno de agujeros de vientres de café con leche de tu saliva
bajo el espacio infinitamente curvo
en el que yacen tus párpados, tiemblo
tiemblo y repito
repito con mis manos el pasto metálico
que acaricié en el otoño frio
¿o acariciaba tus párpados?
todavía estamos buscando esas manos
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