miércoles, 3 de junio de 2020

COSAS QUE HICE EN LA CUARENTENA

Pedí dos o tres de las mil razones por las cuales
no deberían recomendarme a Virigina Woolf
Mandé mi primera nude
pero a un médico, que tuvo que mirar mi nude
para saber si tenía que ir a la guardia,
por suerte me tuve que quedar en casa
haciendo las cosas que no hago jamás:
como bailar al ritmo de una instructora
de zumba de un pueblo que no conozco,
enojarme por jugar mal a un jueguito
como a los quince años,
masturbarme como a los quince años,
hablé de gatos
de caballos que lloran
de animales que representan parientes muertos
de tatuajes que representan animales que reprensentan parientes muertos
de practicar acentos y de los archienemigos que la fotografía me dio
también lloré en la soledad de un living mientras un gordo en una pantalla
me contaba (a mi, que estaba solo) anécdotas de su niñez en un pueblo que no conozco.
Hablé de sexo, de religión y del origen mismo del universo
con una piba que de un día para el otro
desapareció de la faz de la web, pero esa vez no lloré!
Di algunos consejos, y como muchos consejos que alguna vez fueron dados
intentaban que el otro hiciera cosas que yo, en su lugar, seguro no haría.
Compré una suculenta que puse arriba de mi cama
con la esperanza de que las flores en la noche me saquen los malos sueños
recibí muchísimos paquetes por correo
me acordé de las veces que con mis amigos del barrio
corrimos descalzos por el pasto a las 11 de la mañana de un día de diciembre
miré todos los atardeceres al hilo e hice 124836 sentadillas
y no tengo forma de comprobarlo, pero creo que me morí 3 días seguidos.

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