miércoles, 3 de septiembre de 2014

Ensayo (serio) sobre las quejas, la interne' y los tipos barbudos

Tengo hambre. Capaz el hambre, o que no haya música <ahi vengo>
Listo. Ahora el capitán Beto está acá. Bueno, ¿en que estaba? Ah si. Bueno, capaz que porque tengo hambre o porque no hay música (ahora hay) que me pongo a escribir. A veces me pregunto si el hecho de que me pregunto quién me leerá me hace escribir de tal o cual manera, para complacer. Bah, al pedo.
En fin, a lo que venía con todo esto es que tenía ganas de escribir de la peculiaridad de las quejas que vemos en la interne' por estos días.
Se resume todo a una suerte de Inception de quejas, un aleph interminable de improperios y desamores para con quienes (no)tienen que ver con nosotros.
Están las quejas llanas, en principio. A algún tipo se le ocurrió, por ejemplo, que le molestaba que la gente le hable con los auriculares puestos y lo pone en la interne'. Uh, Los libros de la buena memoria, que pedazo de tema.
Hasta ahi estamos en los límites de la racionalidad y ilustra de cierto modo una forma de pensar del siglo XXI en una ciudad. Ahora, en el momento que el tipo(me figuro un tipo barbudo) teclea el Enter de su computadora, aparecen mil (millones) de réplicas respecto de la queja inicial. Estas quejas, o quejas al cuadrado, supongo que tienen por objeto ironizar y en una de esas elevarse del plano de la mediocridad de la simple queja, del hecho. Por ahi es una boludez, por ahi no; pero diera la impresión, que los que se quejan de la queja, o los quejosos al cuadrado; no refutan el hecho originalmente quejado sino a quien queja, o la idea de la queja de un acto concreto. Ojo que no estoy demonizando a los quejosos al cuadrado, más bien me considero de este grupo. Hay alguien que pensará, "bueno, pero el quejoso en primera instancia también se queja de una idea que subyace un acto", y está fantástico, porque este es un tema demasiado pelotudo como para profundizar.
Y después, se da una cadena interminable de quejas de las quejas de las quejas (quejas al cubo), quejas a la cuarta potencia y, por qué no, quejas a la quinta potencia; al punto que llega a resultar bastante confuso para quién lee un post internáutico o imagen o escrito o cosa que viene elevada a cierta potencia. Raro que Spinetta toque la rítmica en alarma entre los ángeles.Tendría que existir algún gadget o una app que tanto gustan para sacar las raíces de las temáticas de los post internaúticos (todos los derechos reservados) y que cuando veamos algo que no tenga sentido aparente, PUM, de un click ya sabemos que nos quiso decir y respecto de que el señor barbudo que emitió su queja online.
En fin, este ensayo sobre las quejas o queja sobre la potenciacion de las quejas, no tiene fines de lucro (?) y en parte está basado en algo que escribió Ivan cuando escuchaba Sade sobre Ninfómana (tengo que acordarme de verla)
Espero que les haya gustado, chau.


P.d.: nótese la aguda ocurrencia de despedirse del lector haciendo alusión a Nivel X. Que capo que soy, dio mio.

2 comentarios:

  1. Che, yo soy barbudo pero no hago esas quejas en Interné!!!!
    Bueh, si ahora me quejo me estaría contradiciendo así que mejor me callo...

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  2. La barba ya la tenés, faltan las quejas jaja

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