Para atrás, para adelante, solos, acompañados de otros yo que caminan para adelante mientras nosotros caminamos para atrás y viceversa, y también en el mismo sentido.
Todo muy borgeano, muy laberíntico. Y bueno, en los caminos pasan cosas. Miramos, olemos y sentimos cosas.
Y a veces, perdemos cosas.
Cuando nos damos cuenta, primero nos angustiamos, pero después de un tiempito nos damos cuenta que caminamos más ligero.
Y encontramos otras cosas que habíamos perdido antes que, tal vez, eran un poco más importantes.
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