corta las cabezas
de tres pavos reales
de verdes plumajes
en la habitación de madera
para calmar la furia de la diosa
para calmar la furia de la diosa
la diosa,
que yace en el pasto
de un patio silente,
espera la sangre
soñando inquieta
el cura se lame la sangre
de sus dedos rojos
que limpia en su camisa
manchada
excitada, la diosa
arquea su espalda rodeada
de la espesura
siente la muerte en la boca,
en el cuerpo
invocamos a la diosa,
dice el cura,
para llevarnos lejos a la muerte
y llenarnos de orgasmos
los cuerpos mortales
la diosa se muere
con los dedos en la boca
"voy a acabar"
grita en el patio mudo:
nadie la escucha
los ojos desorbitados
del cura presbiteriano
recorren los cuerpos
de las aves muertas
que yacen en el altar
de roble oscuro
la diosa
muere
acaba
y el silencio se vuelve ensordecedor
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